sábado, 15 de diciembre de 2018

Del grupo

https://drive.google.com/file/d/1esKgrtU6KX0IB0xpvr87Zqyc3BaUiF2h/view?usp=sharing

Rossely Palacios Gómez

https://drive.google.com/file/d/15pydpHaHV0hx28PTqIpOgNvClu68Y4ZH/view?usp=sharing

Karla Patricia Meza Siqueiros


La educadora, mediadora entre el mundo y el niño

Karla Patricia Meza Siqueiros

La misión de mediar entre el niño y el mundo, de manera de permitir que el niño se integre en la educación. Esta integración, implica para el educador hacerse responsable del uno y del otro, en cuanto a que su tarea como mediador entre ambos (niño y mundo) va a determinar la manera cómo éstos se relacionan. El educador es entonces un ser privilegiado en la construcción no sólo de la cultura, sino, como consecuencia de ella, de la sociedad, de la manera cómo sus alumnos ven al mundo, de las distintas perspectivas con que interpretan a este mundo, a la sociedad y a su existencia social e individual que otorgan un orden a su convivencia natural.
Las profesiones en su sustrato fundamental se supone deben llenar necesidades sociales, por ende, tender hacia el bien de la comunidad sin dejar de lado la realización personal. Aunque la profesión se ha configurado, como prestadora de servicios, en la actualidad y para una sociedad que día a día se torna más compleja y globalizada, la profesión interpretada como una parcela especializada de conocimientos interesa más por la cantidad de saber que se torna rentable que por la vocación misma.
No puede haber humanización sin una perspectiva integral del sujeto, de ahí que, las instituciones educativas, en este caso, la universidad, no deben prescindir de su finalidad propia, cual es, la formación humanista. Educar, sin duda alguna, es humanizar, es creer y confiar en el ser humano  y estar dispuestos, permanentemente, a engrandecer en todos, y en cada uno de nuestros alumnos, la globalidad de sus posibilidades, es decir, a engrandecer en ellos el potencial de inteligencia, de sensibilidad y solidaridad  que late en su humanidad. Si educar es humanizar, los educadores somos, en realidad creadores de humanidad.


Ética
Algunos teóricos definen a la ética como una ciencia, la ética es normativa, vinculante, obligatoria con las pautas establecidas para  la convivencia del grupo humano. En tanto que, la ciencia es meramente descriptiva, explicativa, es decir, que un biólogo, por ejemplo, no le dirá a un mono como debe comportarse, simplemente describe su comportamiento y saca conclusiones constatables bajo rigor científico.
Ética y la Ética Profesional
Ética profesional o de una moral profesional, o de valores éticos y morales, pero en la actualidad esos sentidos están diferenciados. Hoy día se entiende a la moral como lo vivido y practicado por una colectividad determinada, esto es, el hecho concreto. En la ética se concibe como una reflexión teórica sobre la moral vivida y practicada. Así definida, la moral sería el objeto de estudio de la ética. Por esta razón es que ha de hablarse, según la diferenciación hecha, de valores morales y no de valores éticos, para ser precisos. De igual manera, sería más conveniente hablar de códigos de moral profesional que de códigos de ética profesional. Por esta misma razón, la ética profesional no se reduce a la deontología, pues, en su compromiso va más allá del mero cumplimiento de la norma que rige al gremio, aunque lo implica. En síntesis, la ética general es aquella que se refiere a los principios universales del actuar humano (valores, diferencia entre bien y mal, libertad, responsabilidad, acto humano) Entonces ¿en qué se diferencia esta ética general de la ética especial o profesional? La respuesta, sin lugar a dudas, es que, la ética especial o moral profesional aplica los principios de la ética general a situaciones particulares o coyunturales, según sean sus coordenadas espacio temporales. Un ejemplo de ello puede ser el siguiente Hasta mediados del siglo XX, era usual que los y las docentes aplicasen algún castigo físico a sus estudiantes con el aval de los padres y madres de familia, es más, hasta era bien visto por ellos El hecho de que él o la docente impusiesen su autoridad con ese margen de rigor venía con su práctica docente. Hoy día, esa conducta es moralmente sancionable e improcedente tanto humana como psicológica y pedagógicamente. En este caso, tal y como se aprecia, la coyuntura ha cambiado de forma notable, y las decisiones, en este aspecto, se ven condicionadas por las circunstancias actuales. Sería conveniente preguntarse por qué el castigo físico sigue siendo, en el plano general de la sociedad, y no en el particular docente, una opción válida y casi irrenunciable de muchos padres y madres de familia para educar a sus hijos e hijas. Si se relaciona el decurso de acontecimientos cotidianos que demarcan nuestras vidas, con la profesión que se haya elegido, se puede decir que nadie, por razones obvias, es primero profesional que sujeto moral. Por ello, es que la moral vivida forma parte habitual e irrecusable de nuestras actuaciones, en cualquier esfera social en que nos encontremos. Se es profesional al ostentar - además del conocimiento especializado para el ejercicio de la labor  principios éticos que nos hacen ser personas libres y responsables de nuestras acciones e imputables moralmente por ellas desde una normativa codificada que compete al gremio al cual se pertenece. En congruencia con lo anterior, se puede decir que la profesión como práctica social, guarda un fundamento eminentemente iluminado por el bien común “El código de moral profesional inmerso en el código moral más amplio de la sociedad crea como expectativa más importante la de un ejercicio profesional óptimo y responsable en beneficio del bien común el profesional no sólo desempeña una función social que contribuye al bien común  también, y más específicamente. La responsabilidad asignada a los y las profesionales, ha de estar regida por códigos de moral profesional, los cuales, han de estatuir en sus normas el apego a ese fin común que está en el origen mismo de las profesiones. Si en principio hemos necesitado de la regulación de la conducta para la sobrevivencia del grupo primigenio, más ineludible será esa coacción en una sociedad altamente compleja. La diversificación de los requerimientos del grupo hace necesaria una marcada división social del trabajo, y por ende, su especialización para cubrir dichos requerimientos. Esta creciente dinámica social, precisa de la fijación de criterios orientadores de la actuación de los y las profesionales que brindarán los servicios demandados por la colectividad.
Finalidad de la profesión docente
Todos los seres humanos poseen habilidades que le son características. Estas habilidades le permiten ejecutar con mayor facilidad ciertas actividades en su vida habitual. No obstante, cuando tales habilidades no son afinadas mediante su constante ejercitación poca ventaja podría sacarse de ellas, en el sentido de una mejor disposición hacia una práctica particular. En educación, el conocimiento de que el ser humano es propietario de ese acervo natural, supone el promover y ayudar a los y las estudiantes en la adquisición del saber y el aprendizaje que permita la depuración de esas habilidades y que esto redunde en el desarrollo competente de Ética profesional docente: Un compromiso pedagógico humanístico una práctica profesional. El uso de esas habilidades con un horizonte ético que tienda a la plenitud humana y a hacerlas efectivas en lo social, también involucra el sentido profesional del docente. La conciencia de que él y la docente son mediadores permite hacer que el conocimiento ocurra desde el discente, con la colaboración más no con la imposición del docente. Promover el desarrollo de sus virtualidades en los y las estudiantes es un cometido deseable en el profesional de la docencia, por ello, ha de impulsar responsablemente esa constante perfectiva propia del ser humano, en cada uno y cada una de sus discentes. Mejores docentes harán con mucha seguridad mejores alumnos y alumnas y a la vez mejores profesionales, lo cual redundará significativamente en un mejor país. El concepto de educación se trata de una finalidad inmanente e histórica: formar el hombre para él mismo y para la sociedad, la pedagogía como ciencia y actividad autónoma, cuya finalidad es rigurosamente humanista, puesto que según ella el hombre debe ser educado para sí mismo, para su naturaleza y para los valores universales de su conciencia.
Práctica docente
Práctica es cualquier forma coherente y compleja de actividad humana cooperativa, establecida socialmente, mediante la cual se realizan los bienes inherentes a la misma mientras se intenta lograr los modelos de excelencia que le son apropiados a esa forma de actividad y la definen parcialmente, con el resultado de que la capacidad humana de lograr la excelencia y los conceptos humanos de los fines y los bienes que conlleva se extienden sistemáticamente. Una práctica, cualquiera sea la profesión, tendrá como referente modelos de excelencia construidos socio históricamente, según sean los ámbitos coyunturales en los que se desarrolla. Todo modelo ha sido generado como elemento unificador de criterios de comportamiento deseables, para tender hacia y edificar la finalidad por la cual ha sido concebida la normativa que rige tal práctica. En términos más puntuales, la funcionalidad de los modelos consiste en ser referentes de actuación que recurren al llamado tradicional para evitar lo antojadizo en las actuaciones profesionales. Por consiguiente, Los modelos de excelencia y lo criterios que estos contienen, ayudan al docente a discernir entre lo que su subjetividad le señala como bueno y lo que deontológicamente se estatuye como bueno y deseable en la práctica. El ejercicio de la profesión no puede remitirse única y exclusivamente a un conglomerado de preferencias o apetencias personales respecto del ejercicio de la misma. El profesional debe poseer conocimientos en su área de desempeño, pero también debe tener presente siempre y sobre todo, ser consciente de ello, que su práctica profesional tiene una relación “connatural” con quienes requieren de sus servicios, pues, el profesional llena una necesidad, no la crea.

Conclusión
La ética profesional es un pilar de la formación integral universitaria porque complementa y enriquece, la ética profesional se traduce en un conjunto de principios, criterios y valores orientados a regular la conducta con la finalidad de que el egresado logre ser un buen profesionista, es preciso señalar que este proceder ético que impulsa no sólo afecta a la personalidad del profesionista, también tiene impacto en la dimensión científica e innovadora de su quehacer profesional. La ética profesional influye en la manera de realizar sus funciones o prestar sus servicios, en el uso y aplicación de sus competencias profesionales y en la orientación y finalidad de su quehacer profesional. Se recupera el principio de la responsabilidad como una norma que rige al buen profesionista para mostrar la forma como este principio fortalece sus competencias y capacidades profesionales. La responsabilidad profesional implica capacidad para responder, competencia para prestar un servicio y prestarlo bien. Esto conlleva a contar con las capacidades y competencias profesionales para asumir ese servicio, pero también incluye el imperativo moral de realizarlo bien. En el marco de la ética profesional, prestar bien el servicio y/o realizar bien el quehacer profesional significa preocuparse y ocuparse de ofrecer la solución o respuesta que demanda la problemática o necesidad social. Significa también hacer uso al máximo de las capacidades profesionales para dar cuenta de la preparación adquirida que lo caracteriza como profesionista.
La propuesta de incluir la responsabilidad y el criterio ético como parte de la formación en las competencias profesionales, vincula directamente a la ética profesional con el saber hacer profesional, y esto en lo personal me parece muy importante ya que cada profesionista le da su propio sazón a su profesión, con los valores y costumbres ya inculcados desde su casa y  Hace posible aceptar que el desarrollo de las capacidades profesionales no sólo involucra técnicas, sino también requiere de normas, principios, pautas que guíen el uso y la aplicación de esas competencias. El saber hacer no es un quehacer técnico, sino que incluye capacidades para discernir, valorar, elegir y tomar decisiones para lo cual la ética profesional se nos ofrece como un marco reflexivo que proporciona los criterios, principios y valores en los que se sustenten las capacidades transformativas del profesional. El paradigma de la interdisciplinariedad constituye la opción que plantea las condiciones para que los proyectos educativos puedan reconocer y asumir la conexión e interdependencia de la ética profesional con los otros conocimientos y saberes que conforman esta formación.
Cabe mencionar que según mi criterio personal, no sólo por tener una carrera profesional y estudiar los significados de ética ya tenemos ética profesional si no que eso va más allá de lo que la escuela pueda enseñarte, sino viene desde la cultura familiar y social en la que te desenvuelves desde pequeño.

Referencias
Ética del docente. Recuperado de: http://www.ub.edu/obipd/etica-del-docente/     
Ética del docente. Recuperado de: http://www.ub.edu/obipd/etica-del-docente/
Reflexionando sobre la práctica docente. Recuperada de: https://compartirpalabramaestra.org/blog/reflexionando-sobre-la-practica-docente
                                                                                                                        

Alicia Bustamante Ung


Misión de una educadora
Alicia Bustamante Ung
Yo como  futura  educadora debo tener una misión  entre  un niño  y  un mundo,  de  manera de que el  primero  se  integre  porque  existe  naturalmente  entre  ambos pasa que  también  forma  parte  de  los  grupos  de  personas  que  ya  son  parte  del  mundo; es  decir, que  los  adultos implica  como  educadora y  nos  tenemos  que  hacer responsables del  uno  y  del  otro,  es  cuando hace  su  tarea  como  mediador  entre  ambos  (niño  y  mundo)  va  a  determinar  la  manera  cómo éstos  se  relacionan  y  sus  expectativas  de  su  autoridad  y de  su  gran  responsabilidad.  Ser  educadora es, entonces, un  ser  privilegiado en  la  construcción  no  sólo  de  la  cultura,  sino,  como  consecuencia  de  ella,  de  la  sociedad,  de  la  manera  cómo  sus  alumnos  ven  al  mundo,  de  la  distintas  perspectivas  con  que  interpretan  la  sociedad  y  a  su  existencia  social  e  individual  que  otorgan  un  orden  a  su  convivencia  naturalmente. 
Entonces, como  educadora  tenemos  que  asumir  dicha  responsabilidad,  estar  preparadas  para  tomar  el  lugar  que  nos  corresponde  en  la  gran  trama  social,  Para  crear  conciencia  entre  nosotros  mismos  de la  importancia  de  nuestro  rol,  estar conscientes de  todo  lo  que  implica  nuestro  trabajo  con  los  alumnos. Por  eso debo  conocer  a  mis  alumnos,  para  saber cómo  aprenden y  lo  que   deben  aprender.  Por  eso  los  procesos  de  desarrollo  y  de  aprendizaje  de  los  alumnos  se  hacen  con  los  propósitos  educativos  y  los  enfoques  didácticos  de  la educación  preescolar,  para  que  los  contenidos  del  currículum  vigente  sean  mejor  para  una  buena  educación  preescolar. 
Debo  organizar  y  evaluar el  trabajo  educativo  y  realizar  una  intervención  didáctica  pertinente.  En  donde  el  diseño,  la  organización  y  el  desarrollo  de  situaciones  de  aprendizaje  son  los  indispensables  para  la  diversificación  de  estrategias  didácticas,  para  la  evaluación  del  proceso educativo  con  fines  de  mejora,  sobre  todo  la  creación  de  ambientes  favorables  para  el  aprendizaje  en  el  aula  y  en  la  escuela.  También  es  reconocer  como  profesional  que  se  debe  mejorar continuamente  para  apoyar  alos  alumnos  en  su  aprendizaje en  todo  el  caso. 
Debo también realizar una reflexión  sistemática  sobre  la  propia  práctica  profesional,  con  la  disposición  al  estudio  y  al  aprendizaje  para  la  mejora  de la  práctica  educativa,  para  que  la  comunicación  sea  eficaz  con  los  colegas,  los  alumnos  y  las familias.

Como  docentes tenemos  que  asumir las  responsabilidades  legales  y  éticas  inherentes  a  la profesión  para  el  bienestar  de  los  alumnos.  Así de  tener  el  ejercicio  de  la  función  docente  en  apego  a  los  fundamentos  legales,  los principios  filosóficos  y  las  finalidades  de  la  educación  pública  mexicana,  para  el  establecimiento  de  un  ambiente  de  inclusión  y  equidad,  en  el  que  todos  los  alumnos  se  sientan  respetados,  apreciados,  seguros y  en  confianza  para  aprender. Por  eso  es  importante  de  que  un docente  tenga  altas  expectativas  sobre  el  aprendizaje  de  todos  nuestros alumnos. 
También  tenemos  que  participar  en  el  funcionamiento  eficaz  de  la  escuela  y  fomentar  un vínculo  con  la  comunidad  para  asegurar  que  todos  los  alumnos  concluyan  con  éxito  su  escolaridad.  Por  eso  debemos de  distinguir  los  factores  asociados  a  la  gestión  escolar  que  contribuyen  a  la  calidad de  los  resultados  educativos,  para  que  el  aprovechamiento  de  los  apoyos  que  brindan padres  de  familia  e  instituciones  cercanas  a  la  escuela.  Para que  la  mejora  de  los  aprendizajes  y  las  características  culturales  y  lingüísticas  de  la  comunidad  y  su vínculo  con  la  práctica  educativa  sean  de  una  mejor  calidad y buena.


miércoles, 12 de diciembre de 2018

Susana Figueroa Gutiérrez


Mis obligaciones y deberes

Susana Figueroa Gutiérrez

Yo como futura docente tengo una obligación con mis alumnos de respetar sus derechos que tiene como persona, respetar su libertan de aprender, jamás discriminar a mis a mis alumnos, siempre tratar de orientar y estimular sus aprendizajes. también ofrecerle lo mejor de su disciplina, evaluarlo con justicia y ética, guardar la confidencialidad y contribuir a su desarrollo.

Mis deberes como docente es practicar y defender la libertad en la docencia, dedicarse con exigencia a la profesión, ser crítica conmigo misma, siempre estar en actualización y actuar con motivos profesionales. Respetar a mis colegas y trabajar en equipo y evitar conflictos de interés.

Griselda Zamorano Enríquez


Compromisos éticos del docente

Griselda Zamorano Enríquez

Se abordará como tema central el compromiso ético que debiera asumir el docente, en el marco de los retos sociales actuales y de las características y necesidades de la escuela. La escuela tiene un compromiso cada vez más amplio, en el sentido de que no sólo debe proporcionar conocimientos, sino también fomentar un conjunto de valores para responder a las demandas actuales culturales, políticas, familiares, morales, etc. Ante este panorama, es claro que la tarea de la escuela es compleja y parte fundamental de ésta, pero es el maestro quien tiene que dirigir el proceso de enseñanza-aprendizaje para lograr los propósitos educativos. La tarea de educar implica el manejo del aspecto psicopedagógico y del conocimiento disciplinar, en el marco de un contexto social. Si los fines que persigue la sociedad han de buscarse a través de la educación y si esto se traduce en generar el desarrollo integral del alumno como persona para que pueda desenvolverse socialmente y aportar algo al bienestar común, entonces la ética y la educación están íntimamente unidas.
Esto implica que todos los profesores manejen estos enfoques con la consigna de asumirlos, defenderlos y actuar en congruencia con ellos, convirtiéndose en elementos medulares del proceso educativo para el logro u obstáculo de los propósitos educativos. Esto conduce a otro ámbito, el del compromiso ético y social del docente, es entonces necesario plantearse la pregunta de cómo y hacia dónde debiera orientarse su labor, cuál es el nuevo rol para cumplir ante la comunidad educativa (alumnos, profesores, directivos y padres de familia) y ante la sociedad.
Se dice que la escuela ha sido rebasada por la realidad, pues lo que en ella se enseña no tiene relación con el mundo de la vida. Los fenómenos de desarticulación de las generaciones jóvenes en relación con la sociedad, de la pérdida de referentes, de la violencia en diversas manifestaciones, se ven hoy como el más grande desafío de los sistemas educativos, de los aparatos culturales y de las sociedades. (Fuentes M., 1999: 18). Esto implica, indirectamente, que la educación ha perdido también el rumbo
¿Hacía donde tiene que dirigirse la educación para reencauzar la escuela?
La formación de un ciudadano que sea capaz de responder a las demandas personales y culturales que el medio le plantea mediante la coherencia entre el juicio y la acción, atendiendo a criterios solidarios, justos, igualitarios y libertarios que la sociedad demanda para superar los problemas que nos aquejan e iniciar la construcción de una comunidad humana mejor.
Los valores son, finalmente el fin que debieran sustentar todo proyecto educativo. Se conciben como aquello que hacen que el hombre sea. Uno es en función de sus valores, es decir, de aquello a lo que se decide dedicar la vida y de la forma como se quiere vivir. Es así como un valor mantiene a las cosas juntas y, a la persona, íntegra y comprometida.” (Rugarcía, 1994:159)
Un actor fundamental es el docente, pues tiene que comprometerse a ir más allá de la trasmisión de conocimientos, ser portador de los valores que pretende introyectar en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por lo tanto, él tiene que ser el primer convencido de lo que enseña, por qué y para qué lo hace.
El área del docente conlleva un compromiso con su labor y, por ende, con la sociedad, ya que la representa, así como a su historia, cultura, conocimiento y sus valores. Todo esto lo compromete a cumplir con tal compromiso en los ámbitos del dominio de un campo de conocimiento, de saber cómo enseñarlo, pero sobre todo en lo que se refiere a su manera de ser. Esto último quiere decir que debe ser coherente con lo que dice y hace. Esta forma de actuar debe ser congruente con sus principios y valores personales, así como con los de la institución. Este compromiso ético con la educación abarca una actuación constante con ciertos principios, pues la percepción del alumno sobre su profesor lo influye considerablemente.
Para ello mencionare las 5 dimensiones establecidas por la SEP que hacen descripción al dominio fundamental del desempeño docente según ‘Perfil, Parámetros e Indicadores para Docentes y Técnicos Docentes’. que aplican para los tres niveles de educación básica. Cada dimensión cuenta con parámetros que también aplican para los tres niveles de educación básica, los cuales a su vez están acompañados de indicadores de éxito específicos a cada nivel.
Dimensión 1: Un docente que conoce a sus alumnos, sabe como aprenden y lo que deben aprender.
Dimensión 2: Un docente que organiza y evalúa el trabajo educativo y realiza una intervención didáctica pertinente.
Dimensión 3: Un docente que se reconoce como profesional que mejora continuamente para apoyar a los alumnos en su aprendizaje.
Dimensión 4: Un docente que asume sus responsabilidades legales y éticas inherentes a su profesión para el bienestar de los alumnos:
El ejercicio de la función docente en apego a los fundamentos legales, los principios filosóficos y las finalidades de la educación pública mexicana.
El establecimiento de un ambiente de inclusión y equidad, en el que todos los alumnos se sientan respetados, apreciados, seguros y en confianza para aprender.
La importancia de que el docente tenga altas expectativas sobre el aprendizaje de todos sus alumnos.
Dimensión 5: Un docente que participa en el funcionamiento eficaz de la escuela y fomenta su vínculo con la comunidad para asegurar que todos los alumnos concluyan con éxito su escolaridad.


Melissa Villegas Arredondo



Dimensiones profesionales

Melissa Villegas Arredondo 


El propósito de este trabajo es dar a conocer mi aportación sobre las cinco dimensiones de la práctica docente las cuales se definen como los ámbitos que afectan el contexto del docente.  Es importante recordar que el docente es un individuo con deseos y particularidades, y cualquier aspecto que afecte al docente afecta también su práctica pedagógica.
Las dimensiones se definen a partir de los contextos en los que el docente está sumergido. Son tomadas en cuenta entornos como el hogar, la institución y sus ambientes cotidianos.

UN DOCENTE QUE CONOCE A SUS ALUMNOS, SABE CÒMO APRENDEN Y LO QUE DEBEN DE APRENDER.
Yo como educadora siempre tendré presente el proceso de desarrollo y aprendizaje de mis alumnos, los propósitos educativos y los enfoques didácticos.  

UN DOCENTE QUE ORGANIZA Y EVALÙA EL TRABAJO EDUCATIVO Y REALIZA UNA INTERVENCIÒN DIDÀCTICA PERTINENTE
Siempre tendré variedad de estrategias y recursos didácticos para usar en diferente ocasión y para desarrollar mis actividades, las cuales adecuare a las características de los niños que tenga en mi salón.

UN DOCENTE QUE SE RECONOCE COMO PROFESIONAL QUE MEJORA CONTINUAMENTE PARA APOYAR A LOS ALUMNOS EN SU APRENDIZAJE.
Seguiré estudiando para tener más conocimiento sobre temas de enseñanza y aprendizaje. A demás buscaré tener buena comunicación con las demás educadoras para poder intercambiar estrategias didácticas y apoyarnos entre nosotras. Siempre estaré abierta a sugerencias y a recibir ayuda de otras compañeras, ya que me permitirá mejorar mi práctica docente.

UN DOCENTE QUE ASUME RESPONSABILIDADES LEGALES Y ÉTICAS INHERENTES A SU PROFESION PARA EL BIENESTAR DE LOS ALUMNOS.
Conoceré a fondo el marco normativo para ponerlo en práctica. A demás buscaré la manera de crear un clima escolar y de aula ameno fomentando la equidad, la inclusión, el respeto y la empatía entre todos.

UN DOCENTE QUE PARTICIPA EN EL FUNCIONAMIENTO EFICAZ DE LA ESCUELA Y FOMENTA UN VINCULO CON LA COMUNIDAD PARA ASEGURAR QUE TODOS COCLUYAN CON ÉXITO SU ESCOLARIDAD.
Tendré comunicación con los padres de familia no sólo de organizaciones de algún evento social e informes de conducta de los niños o del aprovechamiento escolar si no de hablar sobre la convivencia familiar, la relación afectiva entre ellos y sus hijos, la orientación para que apoyen el trabajo escolar en casa y así los niños tendrán un mejor proceso educativo.
En conclusión, éstas dimensiones nos permiten ver/reflexionar cómo es que estamos trabajando con los niños, cómo es nuestra relación con los compañeros de trabajo y padres de familia; pues a veces nos damos cuenta que cometemos errores, para nosotros es difícil aceptar y corregir. Así como darnos cuenta de que los conocimientos que tenemos no son los suficientes para trabajar con los niños y en este sentido como profesionales debemos estar abiertos a sugerencias y a recibir ayuda de otros compañeros, que nos permitan mejorar nuestra práctica docente.
La práctica docente es compleja, ya que se tiene que atender a la diversidad que se presenta en un grupo escolar, es decir la educadora tiene que saber trasmitir conocimiento y aprendizajes significativos para los niños, por medio de métodos y estrategias apropiadas, para que todos los pequeños puedan interiorizar esos conocimientos, desarrollando así habilidades y destrezas, que les permitan a los pequeños aprender a aprender.